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La duda de Buda

Adán estaba desnudo
adentro del Paraíso,
porque Dios así lo quiso...
¿Y Adán lo quiso?... ¡Lo dudo!
Porque aunque quererlo pudo,
lo pudo el quererlo o no,
y es por eso que dudó,
y cualquier duda que acuda
será la duda de Buda
por más que lo dude yo.

Jesús María Bustelo Acevedo

La Verdad os Hará Libres

Juventud, divino tesoro
que perenne en mi corazón
facilita la creación
del Edén en que siempre moro.
Si otros pagan por ver a un toro
maltratado con crueldad,
pues la muerte es la realidad
que idolatra la multitud,
¡sólo hay verdad en la virtud
de la perenne Libertad!

Jesús María Bustelo Acevedo

Súper Acción Personal

Súper Acción Personal,
personal y compartida,
que compartida es la vida
para bien y para mal,
si el mal parece real
porque no se acepte el bien
que le dan al que el Edén
abraza en su corazón...
¡Personal Súper Acción
para que se amen! ¡Amén!

Jesús María Bustelo Acevedo

Juventud, Divino Tesoro

Juventud, divino tesoro
que perenne en mi corazón
facilita la creación
del Edén en que siempre moro.
Si otros pagan por ver a un toro
maltratado con crueldad,
pues la muerte esa verdad
que venera la multitud,
¡joven y eterna es la virtud
del que abrazó la Eternidad!

Jesús María Bustelo Acevedo

Niño

Yo de mayor quiero ser niño,
pues las adoro y me encariño
de las verdades de la infancia...
Adiós a esfuerzos y a arrogancia,
y al excusar y al escudriño,
que la niñez es la abundancia
que da el Edén, y lo demuestro
con las palabras del Maestro:
"¡Siendo cual niños, sin historia,
iréis gozosos a la Gloria!".

Jesús María Bustelo Acevedo

A Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a ti mismo

Todas las cosas están bien
si a Dios amamos sobre ellas,
y así se vuelven simples, bellas,
como las flores del Edén...
Ámate tú, y ama también,
con ese Reino sobrehumano
que hay en el alma, a cada hermano
y a cada hermana, que el Amor
tiene su imperio en tu interior
y allí se expande soberano.

Jesús María Bustelo Acevedo

¿Qué es el Perdón?

Perdón no es debilidad,
sino la llave feroz
de la paz, que da la voz
del amor y la verdad,
la de la Divinidad
que perenne nos da vida...
Perdón ni es causa perdida
ni es la mundana moneda
que el César siempre se queda...
¡Es la Tierra Prometida!

Jesús María Bustelo Acevedo

Clara Cuesta

Subiendo la clara cuesta
que lleva hasta el Paraíso,
al punto mi sino quiso
escribir la rima ésta;
que, aunque cueste, es una fiesta
avanzar en libertad
y en la luminosidad
que ofrenda la cuesta clara
para tu alegría y para
que te aceptes de verdad.

Jesús María Bustelo Acevedo

El Reino de Dios está en Vosotros

Mi Reino no es de este mundo,
y Roma y Jerusalén
no albergan en sí el Edén
que tienes tú en lo profundo.
Y allí justo es donde fundo,
para unos y para otros,
esta verdad que en nosotros
perenne puso el Señor,
porque el Reino del Amor
está dentro de vosotros.

Jesús María Bustelo Acevedo

¡Gracias por aceptarte!

Mil gracias por aceptarte
y abrazar el corazón,
gozando tu aceptación
con alegría y con arte;
por ver el todo en la parte
y en la parte todo el bien
de la vida, y el Edén
que albergan los corazones,
¡y el resto de aceptaciones,
las agradezco también!

Jesús María Bustelo Acevedo

Completamente Desnuda

Completamente desnuda
mi persona va avanzando,
sin ser de uno u otro bando,
sin el dado y sin la duda;
como el corazón de Buda,
o un ángel, para que entiendas,
sin heridas y sin vendas
en los ojos que no ven,
desnudo abrazo este Edén
que no precisa de prendas.

Jesús María Bustelo Acevedo

La Patria

La patria viene de padre,
la patria viene de macho,
de machote o de muchacho
que somete a niña o madre;
la patria es, pues, el desmadre
de esa esencia natural,
que está más allá del mal
y más allá de su bien:
¡arrancarnos del Edén
que es el seno maternal!

Jesús María Bustelo Acevedo

¡Barrabás!

Entonces fue Barrabás
vuestra sincera elección,
y es justo la del ladrón
la que haría Satanás,
que pensáis que está de más
el que de un simple desierto
vuelve vuestro credo muerto
en un renovado Edén...
¡Mas de ese modo también
piensan ahora, por cierto!

Jesús María Bustelo Acevedo

No te toques más el pelo

No te toques más el pelo,
que me pongo muy nervioso,
y aquello que está en reposo
se me levanta hasta el cielo,
y es entonces cuando vuelo
a tu celeste mirada,
me empapo en la mar salada
que tus labios rojos den
y se convierte en Edén
aquello que no era nada.

Jesús María Bustelo Acevedo