Este poema lleva por título: Dessexualizando al mundo... ¡con los muertos de Freud!

Las chicas del Opus Dei
no quieren sexualizarse,
¡y deben de respetarse
como se respeta al Rey!
Si la femenina grey,
de la marquesa a la nini,
le rinde culto al bikini
más diminuto y coqueto,
¡también merecen respeto
las amantes del burkini!

Jesús María Bustelo Acevedo

Hacer el Amor

Cuando hacemos el amor
se va asomando la sombra
que ni se ve ni se nombra
y causa todo el dolor,
cuando a entrambos forjador
dejamos que nos abrace
el sol que del alma nace
con su impulso redentor
es que hacemos el amor
y es cuando el amor nos hace.

Jesús María Bustelo Acevedo

Las mujeres que aman demasiado

Estás buscando el amor
y na más que encuentras palos,
¿dónde están esos regalos
prometidos?, ¡por favor!...
Y a más amor, más dolor;
y a más entrega, más daños,
y así se pasan los años
en esa pasión extraña
con la que la que se engaña
sólo sufre desengaños.

Jesús María Bustelo Acevedo

El Puto Amo

¡La Tele es nuestro Patriarca!
¡La Tele es nuestro Gran Rey!
¡Ella protege la Ley
y hace que avance la barca!
¡Oh sabia Tele que marca
los pasos de cada pierna,
cada convicción interna,
la verdad de la razón,
y es, mas que pese a Platón,
la luz de nuestra caverna!

Jesús María Bustelo Acevedo

Del verso a lo perverso

Pervertir, tal es el credo
del que ni cree ni crea
más verdad que la que sea
heredada por el miedo,
y señalar con el dedo
corazón sin corazón
con su civilización
del pasado y de la muerte
a todo lo que pervierte
su credo y su perversión.

Jesús María Bustelo Acevedo

El virus

Corona, coronaviros,
coronaviros que mata,
a la sociedad retrata
con sus risas y suspiros,
manda a todos a retiros,
por decreto o por temor,
y rendidos al error
del que ordena con su dedo
no ven que el virus del miedo
es siempre el virus mayor.

Jesús María Bustelo Acevedo

Los fariseos

Llegaron los fariseos,
engreídos y chulapos,
y aunque te parezcan guapos
en el fondo son muy feos:
movidos por sus deseos,
por su credo y por su gran
voluntad de ciencia van
llenando de Dios los sesos,
y acaban, no libres, presos
de las trampas de Satán.

Jesús María Bustelo Acevedo