¡Bueno, vale, me perdono!

Bueno, vale, me perdono,
me libero de la carga
que me oprime y que me amarga
y al cargarla desentono;
me pondré por fin el mono
y me libraré del feo,
y pondré cada deseo
a servir mi voluntad,
que es de Dios, y es la Bondad
que me crea y mi recreo.

Jesús María Bustelo Acevedo


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