Libre como el colibrí,
y cual la llovizna, fresca,
es el alma quijotesca
que alberga dentro de sí;
blanca como el alhelí
es la verdad de su vida,
tan eterna y bendecida
como la divina luz
que hace liviana la cruz
y es la tierra prometida.
Jesús María Bustelo Acevedo
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