El toro quiere jugar:
salta al ruedo alegremente,
e ignora el pobre inocente
que lo van a ejecutar.
En torno, el gentío vulgar
borracho aplaude gozoso
ese maltrato horroroso
que se da a la crïatura
por un diestro en la tortura,
perverso, vil y tramposo.
Jesús María Bustelo Acevedo
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario