¡Por la décima otra vez!,
y al que le guste la pena,
que se quede en la novena,
que yo me apruebo, ¡pardiez!,
más que con nueve, con diez;
que nada puede diezmar
a aquel que sabe abrazar
en sí mismo la abundancia,
y sólo encuentra ganancia
cuando la sabe ofrendar.
Jesús María Bustelo Acevedo
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