Llegaron los fariseos,
engreídos y chulapos,
y aunque te parezcan guapos
en el fondo son muy feos:
movidos por sus deseos,
por su credo y por su gran
voluntad de ciencia van
llenando de Dios los sesos,
y acaban, no libres, presos
de las trampas de Satán.
Jesús María Bustelo Acevedo
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